lunes, 21 de junio de 2010

El bloqueo económico y la tragedia humana en Gaza

La apertura del bloqueo en la Franja para bienes de “uso civil”, no sólo alivia las tensiones políticas de la región, sino que comienza a remediar una sistemática violación de los derechos esenciales de más de 1 millón 600 mil personas por parte del Estado de Israel, que se sostuvo con impunidad durante cuatro años (desde junio de 2006).

El ataque a la flotilla Libertad de ayuda humanitaria turca, donde murieron nueve activistas, y el rechazo a los buques irlandeses que se aproximaron a auxiliar a la población de la zona, generó una ola de presión internacional que obligó al gabinete de seguridad, de levantar el bloqueo civil, aunque reforzó la seguridad en coordinación con Estados Unidos e Inglaterra.

Comandos israelíes atacan embarcaciones de ayuda humanitaria:






El brutal bloqueo a Gaza comenzó en 2005, cuando Israel no reconoció las elecciones celebradas en el municipio palestino, donde Hamas se hizo con la victoria, y decidió considerar a la zona como una potencial amenaza a la seguridad del Estado. Pero al bloqueo militar, le siguió el económico en 2008 y desde entonces la región pasó a parecer, más que un país sitiado, un superpoblado campo de concentración para palestinos, donde cualquier insumo básico sólo es provisto por quienes los consideran sus “enemigos”.

En los últimos años, pese a la destrucción del territorio por los constantes bombardeos y el bloqueo no se pudo derrocar a Hamas. Si bien debilitaron materialmente a la organización, el apoyo popular a su gobierno se disparó de un 60% a un 100%, sin contar con odio antisemita que sembraron en los niños y jóvenes, que fácilmente podrá ser coptados por cualquier organización fundamentalista.


En este sentido apuntan las afirmaciones del primer ministro israelí Benjamin Netanyahu, quien, acorralado por la comunidad internacional, operó la apertura y declaró que era "la mejor decisión que podía tomar Israel ya que priva a Hamas de su principal argumento de propaganda”. Sin embargo, no le resultará será fácil, ni en poco tiempo ni con un gesto, remediar el daño provocado o revertir el odio que dejó en la población años de muerte e injusticia.


Imágenes palmarias del horror en la Franja

Desde las primeras tomas nos invade una mezcla de indignación e impotencia, cuando el periodista de canal Cuatro de España y la CNN, Jon Sistiaga, muestra la realidad que vive un millón y medio de palestinos en un territorio de 40km por 14km, en medio del bloqueo que impedía la llegada de ayuda humanitaria y agravado por los bombardeos israelíes que cada tanto azotan la zona con toneladas de explosivos (de hecho, el ataque de enero de 2009 duró más de veinte día días).


“Gaza: lo que Israel no quería que viéramos” es un impecale video-reportaje, realizado durante el cese al fuego de enero de 2009, donde se muestra la devastación y el odio antisemita que se sembró Israel tras meses de bloqueo económico y 22 días de bombardeo sobre la población palestina. La investigación recoge escenas desgarradoras, donde el concepto de “daños colaterales” de la cruzada “antiterrorista” del Estado de Israel contra el gobierno de la Franja, se traduce en el llanto de los chicos hospitalizados, el dolor de las familias destrozadas y, sobre todo, en la siembra de sed de venganza entre las jóvenes generaciones palestinas, espectadoras la muerte y destrucción de su gente.

Mientras tanto, al otro lado de la frontera, el informe recaba testimonios de funcionarios israelíes que insisten en victimizarse y sostienen que, en tanto Hamas continúe ejerciendo el poder, la seguridad de su país estará en peligro. Sin embargo, la desproporción de la contraofensiva de Jerusalén se lee claramente en las cifras oficiales de las bajas: 13 israelíes muertos, de los cuales 10 eran soldados, contra 1419 palestinos fallecidos, de los cuales 1167 eran civiles (318 niños).

“Es como en la teoría de Pavlov: si ellos tiran con un mortero, nosotros les respondemos con una bomba de 10 toneladas, hasta que entiendan que la única solución es sentarse a dialogar” arguye en el documental Haim Jelim, por entonces Gobernador de Eshkol (región colindante a Gaza), con una lógica paradojal que hiela la sangre. Estas ideas son las que predominan entre los representantes y los medios de comunicación de Israel, que ven en cada palestino una potencial amenaza que justifica cualquier acción contra la Franja.

Otra faceta interesante del informe de Sistiaga es el aspecto económico del conflicto, que esboza posibles respuestas para explicar la devastación y el horror. Porque aunque Israel impide el acceso de víveres, materiales para la reconstrucción y medicamentos provenientes de otros países o de la ayuda humanitaria de la ONU, ellos sí comercian con la población de Gaza y son sus únicos proveedores de cualquier insumo. De esta forma forman un monopolio con un millón y medio de clientes cautivos.
Reportaje-documental, "Gaza: los que Israel no quería que viéramos"

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