viernes, 23 de abril de 2010

Otro fantasma recorre Europa: el de la extrema derecha (Parte 2)



Por Andrea Amarillo

Un chivo expiatorio para la crisis europea

Los importantes porcentajes que alcanzaron los partidos de extrema derecha en diferentes comicios nacionales de Europa traducen un clima social, en el que una porción de las poblaciones locales dieron crédito a las políticas de intolerancia. Estas franjas consideran a las ideas de criminalización y expulsión del extranjero como la posible salida a la crisis económica, que generó pobreza, desempleo y una consecuente inseguridad.

El ambiente teñido de racismo y xenofobia que promueven algunos sectores sociales se señaló desde múltiples organismos de derechos humanos, ya que deja en situación de vulnerabilidad a ciertos grupos étnicos y religiosos que se ven cada día más marginados y acorralados.

Este año Amnistía Internacional advirtió sobre el "clima de criminalización" que rodea a los inmigrantes, sobre todo, a la comunidad gitana, que es considerada como el colectivo "más discriminado" de Europa. De hecho, dió cuenta de su situación en un corto documental realizado en conmemoración por el Día Internacional del Pueblo Gitano, que se celebró el 8 de abril.





Por su parte, la
Agencia europea de Derechos Fundamentales destacó que los actos de “islamofobia” aumentaron vertiginosamente desde el 2004 en los 25 países que monitorea, donde se calcula que viven cerca de 13 millones de musulmanes.
Ambas comunidades, la gitana y la musulmana, sufren la mayoría de los episodios de violencia racial y discriminación y son el principal blanco de las “patrullas ciudadanas”, altamente organizadas en algunos países y muchas veces con aval gubernamental. En Italia, por ejemplo, la inmigración ilegal se considera un delito con penas que van desde elevadas multas hasta seis meses de prisón y se organizan las "rondas padanas" que se encargan de entregar a la justicia a los sin papeles. Esta Guardia Nacional Padana es altamente cuestionada: pesan sobre ella múltiples denuncias de ejercicio de la violencia y, a fines de enero, 36 de ellos fueron procesados acusados de formar una asociación de carácter militar, que funcionaba como "aparato paralelo a las fuerzas armadas", cuyo objetivo era la "subversión secesionista de Italia".
La situación parece más grave en Europa oriental, según la consultora Political Capital, entre el 10% y el 25% de los ciudadanos de Bulgaria, Rumania y Letonia apoyan abiertamente las ideas de la extrema derecha, basados en el nacionalismo, el odio racial, la lucha antisistema y los prejuicios. Golpeadas, empobrecidas y defraudadas por la democracia, las sociedades que pertenecieron a la ex Unión Soviética parecieran querer hallar en la vieja fórmula del totalitarismo y el enemigo común la respuesta a sus múltiples crisis.

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